Trabajo: Fòrum Opció Escola
Autor: Carme Dueñas
El título de mi trabajo, condensa las preguntas que me surgieron al pensar el tema de los afectos.
De qué hablamos en Psicoanálisis cuando hablamos de afecto? A qué afectos nos referimos?
El Diccionario esencial de la lengua española de la Real Academia, equipara afecto a sentimiento, y define este último como “acción y efecto de sentirse. Estado afectivo del ánimo producido por causas que lo impresionan vivamente. Estado del ánimo afligido por un suceso triste o doloroso”
Afecto entonces sería una acción y un efecto que se experimentan, donde? En el cuerpo. Pero efecto de qué, la definición apunta a “causas que lo impresionan vivamente”
Podemos desde el psicoanálisis estar de acuerdo con esta definición?
Que el cuerpo está afectado lo sabemos. El cuerpo está afectado por el lenguaje, pero cómo entendemos el efecto del lenguaje sobre el cuerpo para producir un afecto?
Tomaré los conceptos de pulsión, goce y afecto, para precisar algunas diferencias y puntos en común entre los tres. Eso es lo que he trabajado y lo que esta noche quiero compartir y debatir con los presentes.
Freud nombra cómo afecto al proceso de descarga del “monto de excitación” de la pulsión enlazada a una representación. Es decir, cuando la descarga de la investidura del sistema Inconciente pasa a la inervación corporal, se manifiesta como afecto. El afecto es siempre consciente, lo que se reprime son las representaciones, no el afecto ligado a ellas. El afecto queda libre y puede ligarse a otras representaciones.
En Lacan (Seminario XI), leemos que la pulsión está articulada al lenguaje y más concretamente a la demanda. Lacan define la pulsión como “el montaje a través del cual la sexualidad participa en la vida psíquica”.
La pulsión representa la realización de la sexualidad en el ser vivo, ya que no hay en el psiquismo ninguna inscripción que dé cuenta de cómo situarse frente al otro sexo, no hay instinto que guíe en el encuentro de los sexos (Posición del inconsciente) .
Pero Lacan remarca que la pulsión sólo representa la realización de la sexualidad y además parcialmente, y que lo fundamental en ella es el vaivén con que se estructura. El circuito pulsional parte de la zona erógena al objeto, lo contornea y vuelve a la zona de partida. Su meta no es otra que ese regreso en forma de circuito sobre el propio cuerpo, a condición de que el otro esté implicado. La pulsión es acéfala, el sujeto es sólo un aparejo, un aparejo que tiene lagunas, y en esas lagunas el sujeto instaura la función de cierto objeto como objeto perdido, el objeto a.
La pulsión contornea el objeto pero es al propio cuerpo al que apunta.
La pulsión va a buscar del lado del otro el objeto a, y lo hace mediante este “órgano de lo incorporal”, esta “laminilla” que llamamos libido y que tiene que ver con el deseo, pero en ese camino el sujeto se dará cuenta de que “su deseo no es más que un vano rodeo para pescar, engarzar, el goce del otro”. La pulsión se satisface incluso en la insatisfacción. El síntoma del que se queja alguien que acude a un análisis es la satisfacción de un goce pulsional, una satisfacción que no es la que busca como sujeto.
Tenemos pues el goce pulsional en su vertiente de sufrimiento, pero en la pulsión encontramos también una satisfacción del lado del placer. El placer es lo opuesto del goce. Al articularse a la libido, por los efectos de la castración, la pulsión se articula al goce fálico, y hace posible que el sujeto se interese por el cuerpo del otro. El sujeto va a localizar en el cuerpo del otro el más de goce.
En el libro de C. Soler “A qué se llama perversión”, en la Pag. 19 leemos “….el goce fálico es el goce del poder, del poder en todas sus formas, poder sexual (potencia-impotencia), poder político, epistémico, artístico, es decir el poder fálico converge con el narcisismo”.
En un parágrafo de Televisión Lacan señala que aunque la pulsión es siempre parcial, en la genitalidad adulta las pulsiones no tienen su función de alcance al partenaire si no hay solidaridad entre las 4 pulsiones esenciales, habla de “la cuádruple instancia en que cada pulsión se sostiene al coexistir con la otras tres”. Para que se constituya esta cuádruple instancia es necesario que opere el significante fálico.
El cuerpo a cuerpo no se reduce a la actividad pulsional, para que los cuerpos se acerquen eróticamente se necesita el “órgano del incorporal”, la “laminilla”, es decir el deseo.
Para Freud, el afecto quedaba ligado a la satisfacción pulsional obtenida en el proceso de descarga de la excitación. Para Lacan, la satisfacción, también queda articulada a la pulsión, pero así como Freud hablaba de excitación en el cuerpo, Lacan apunta al plus-de-goce, al goce resultante de la operación del lenguaje sobre el cuerpo.
Ni la satisfacción, ni la pulsión son lo mismo que el goce. Entonces, qué entendemos por goce?
Colette Soler en “Los ensamblajes del cuerpo” Pág. 89, define el goce como “todos los modos de satisfacción que uno puede obtener de su cuerpo a pesar de que hay satisfacciones que implican placer y otras no. Entonces, son modos de satisfacción del cuerpo, puesto que para gozar se necesita un cuerpo…”
Se goza con el cuerpo, pero también los afectos se experimentan en el cuerpo. Cómo diferenciar entonces el afecto, del goce? Sería el afecto una forma de goce?
Sabemos que la entrada en el lenguaje implica una pérdida de goce. El cuerpo sufre un gasto de goce por el hecho de ser apresado por el significante. En el momento en que el significante marca el cuerpo, el goce ya no está completo. Para Freud esta marca consistía en una primera satisfacción mítica que hacía que todas las posteriores satisfacciones estuvieran siempre en pérdida respecto a la primera. Lacan nombra a esta marca como el rasgo Unario, el significante de una experiencia de goce.
De qué goce hablamos?. Podemos decir que en el inicio de la vida encontramos lo que Lacan va a denominar “sustancia gozante”, que es diferente de cuerpo gozante. Decir sustancia gozante consiste, en realidad, en evocar lo que se llama generalmente la vida, el viviente. Evocando la sustancia gozante Lacan nos habla de lo que podemos llamar lo Real. Un Real que no debe nada a lo simbólico. Un Real que se mantiene sin consideración del simbólico. En el nudo borromeo del final, el redondel de lo Real, es la sustancia gozante, la vida. El significante toca la sustancia gozante (C.Soler Conf. Sustancia gozante “Los ensamblajes del cuerpo”)
A partir de ahí, el cuerpo queda vaciado de su goce de viviente, y el discurso pasará a ordenar el goce del cuerpo.
Esta pérdida de goce, es lo que posibilita que haya un intento de restitución y la aparición de lo que Lacan llama “órgano de lo incorporal”, la libido que permite ir a buscar del lado del otro el objeto que colmaría esta falta, que el sujeto vaya a buscar más allá de si, la parte de si mismo perdida. El objeto a.
Entonces pérdida de goce por la marca del lenguaje, pero a su vez aparición de un “plus de goce” en el objeto a.
Ahora bien, en el Reverso del Psicoanálisis (1969-70), Lacan establece que en el mismo instante que el lenguaje marca al viviente, esta marca produce un afecto que, por experimentarlo, permite al ser reconocer lo que lo forma, la causa de su deseo.
Empieza el cap. XI diciendo que sólo hay un afecto “…a saber, el producto del apresamiento del ser que habla en un discurso, en la medida en que dicho discurso lo determina como objeto”
De este objeto no sabemos nada, sólo que es causa del deseo y por tanto, no es ningún ente lo que aparece en esta operación, sino que lo que se manifiesta es la falta en ser.
En la pág. 163 leemos que “la identificación mayor, es el rasgo unario, el ser marcado como uno”. Es en este momento, en esta marca como uno, donde se establece “el efecto de lenguaje, así como su primer afecto”.
Así afecto y efecto aparecen indisolublemente ligados a la marca del rasgo unario, a algo que tiene que ver con el ser.
Un poco más tarde, en el Seminario Aún (1972-73) Lacan va a diferenciar entre letra, signo y significante y entre lenguaje y lalangue.
En lo que toca a los afectos, esta diferencia me parece fundamental. Leemos “Si dije que el lenguaje es aquello cómo lo cual el inconsciente está estructurado, es de seguro, porque el lenguaje, en primer lugar no existe. El lenguaje es lo que procura saber respecto de la función de lalengua……El inconsciente es testimonio de un saber en tanto que en gran parte escapa al ser que habla” (pag. 167)
Y es en este ser, donde se manifiestan toda una suerte de “afectos enigmáticos” que no son sino efecto de lalangue. “Estos afectos son el resultado de la presencia de lalengua en tanto que articula cosas de saber que van mucho más allá de lo que el ser soporta de saber enunciado”.
En este Seminario Lacan define el inconsciente como “un savoir-faire con lalangue”, y vuelve a referirse a lo que ya había dicho en El Reverso, que “lalangue nos afecta por todos los efectos que encierra y que son afectos” (pag.167)
Afecto y efecto vuelven a aparecer como indisolubles, pero esta vez articulados a lalangue y al ser, pero un ser que ahora es del cuerpo “el ser es un cuerpo” dirá al final de Aún (pag. 169).
En Televisión (1973) Lacan se pregunta “un afecto ¿concierne al cuerpo?”, es una descarga del cuerpo? Responde que el afecto descarga del pensamiento y señala que el cuerpo no está afectado más que por la estructura.
Esta referencia al pensamiento en relación al afecto la encontramos ya en el 69, cuando dice que “el pensamiento no es una categoría. Diría casi que es un afecto. Aunque solo fuera para decir que es el más fundamental desde la perspectiva del afecto.”
En este texto Lacan habla de tres afectos principales: la angustia, a la que diferenció de la emoción, del impedimento y del desconcierto, la tristeza a la que define como “una cobardía moral que no cae en última instancia más que del pensamiento, o sea, del deber del bien decir o de reconocerse en el inconsciente, en la estructura” (Pág..107). y del alegre saber como lo opuesto a la tristeza. Cita también el aburrimiento y la pesadumbre para designar como el cuerpo se ve afectado en su goce. Dice así, “el afecto llega a un cuerpo cuya peculiaridad consiste en habitar el lenguaje……el afecto, digo, de no encontrar alojamiento, al menos no de su gusto. Eso se llama pesadumbre, mal humor también. ¿Es un pecado, una pizca de locura, o una verdadera pincelada de real?”
En la Conferencia “El Fenómeno lacaniano” de 1974 Lacan vuelve a insistir en el lenguaje como causa del afecto, dice “los pretendidos afectos sólo dan testimonio, de hecho, de la afectación de los que hablan de ellos. ¿Qué produce la emoción? ¿Creen ustedes que son las tripas que se remueven? ¿Qué es lo que remueven? Remueven palabras. No hay nada que afecte más, como dicen, al que he calificado como ser hablante.” Pero el lenguaje al que se refiere es un lenguaje encarnado en lalangue y el ser es ya un cuerpo hablante.
En esta conferencia Lacan pregunta a los lingüistas ¿Cuál es la fuente, el origen del lenguaje?. Responde que parece impensable pensar pura y simplemente que sea el cuerpo quien lo invente. Dice que “el lenguaje es un parásito”.
Designa el inconsciente como el “hablanteser” y dice que el inconsciente hecha sus raíces en el ser,
Debemos puntualizar la diferencia entre los significantes que representan al sujeto en su discurso, y los significantes que tienen su eficacia pero no representan al sujeto. Estos son significantes que tienen un impacto sobre la sustancia gozante pero que no tienen ningún lazo con los S1 que representan al sujeto. Serían los S1 que encontramos en lalangue (C. Soler Conf. Sustancia gozante “Los ensamblajes del cuerpo”)
Suponemos un sujeto de la cadena, pero el sujeto no lo podemos ubicar en un sitio.
Lo que hace la presencia del hablanteser no es el sujeto, es el cuerpo.
Podemos entonces decir que los afectos conciernen al ser del sujeto. Así ocurre en la angustia, cuando “las significaciones del Otro, que recubren el deseo y el enigma, se rompen y emerge un vacío……a condición de que la cadena de significación que se rompe sea la cadena de mi ser”. Angustia el enigma, pero la angustia es certeza, certeza de que eso concierne al ser, aunque no se sepa qué quiere decir. Cuando falla la significación el sujeto ve aparecer en el lugar del vacío, en el lugar de la falta, el objeto de su fantasma. La angustia aparece cuando en el lugar del deseo aparece el objeto, cuando el sujeto se percibe como equivalente al objeto. La angustia es un momento de destitución subjetiva, de “destitución subjetiva salvaje” (C. Soler Declinaciones de la angustia Pág.. 24-25)
En las enseñanzas de los últimos años Lacan va a acentuar lo Real fuera simbólico, y es en esta línea que habla de lalangue como algo diferente del lenguaje, como un saber inexpugnable.
Colette Soler, en su libro “Lacan, l’inconscient reinventé” retoma los desarrollos de Lacan a partir del Seminario Aún, y nos propone hablar de dos inconscientes. Uno accesible al desciframiento y otro inexpugnable. Así, la noción de saber inconsciente se divide. Lacan emplea el término de “elucubración”, para decir que el inconsciente descifrado en términos de saber queda siempre, primeramente, limitado – se sabe un trozo solamente—y en segundo lugar, hipotético a la vista del saber depositado en lalangue, el cual es inexpugnable.
Pág. 24
El sujeto Su inconsciente
S1 → S2 el saber inconsciente
$ (S1 (S1 (S1 → (S2))))
Los S2 descifrados Los S2 de lalangue
Desde entonces, lalangue aparece como la gran reserva de donde el desciframiento extrae solamente algunas briznas.
En este libro aborda la cuestión de los afectos en relación a los efectos de lalangue, dice que “los efectos de lalangue son de afectos: lalangue afecta el goce”.
La definición de lalangue la encontramos en Televisión. “La batería significante de lalangue no suministra más que la cifra del sentido. Cada palabra adquiere según el texto una gama enorme, disparatada de sentido” (Pág.. 92)
Lacan dirá que lalangue no tiene nada que ver con el diccionario, falta en lalangue este abrochamiento de las palabras y del sentido convencional.
Colette Soler remarca que Lacan intenta saber cómo se pasa de estos unos de pura diferencia al significante. Lalangue está compuesta de unos que son significantes pero al nivel básico, de la pura diferencia. Entonces, el Uno encarnado en lalangue, aquel que está en coalescencia con el goce y no solamente uno entre otros, es un Uno “que queda indeciso entre el fonema, la palabra, la frase, y aún el pensamiento todo” (Aún Pág.173)
Lacan se pregunta ¿Qué pruebas tenemos de que lalangue, en su diferencia con el lenguaje, afecta al viviente? y responde La prueba por el afecto: Se sabe que los efectos de lalengua sobrepasan todo lo que se puede saber, excepto que el ser hablante presenta toda suerte de afectos que quedan enigmáticos, ya lo hemos dicho antes.
Estos afectos, ligados al efecto que lalangue imprime sobre el viviente, es la satisfacción que aparece de forma sorprendente, tanto si se dice alguna cosa como si no se dice, y sin que uno sepa porqué. Un sueño puede cambiar el humor de quien lo soñó para todo el día, un lapsus puede regocijar o aterrar independientemente de sus consecuencias. Esta satisfacción “responde” al goce, más precisamente al saber gozado de lalangue que aloja la palabra.
Colette Soler hace una condensación entre afecto y efecto para hablar de estos afectos enigmáticos que testimoniarían de su causa en tanto “La imprevisibilidad enigmática del affecto –podría decir su discordancia—es en ella misma un signo, si se cree a Lacan, de que su causa esta en el saber gozado de lalangue, saber que sobrepasa todo lo que uno sabe”.
El afecto, ya Freud lo decía, no es fiable porque se desplaza, Lacan dirá que para el afecto la metonimia es la regla. El afecto no asegura un saber inconsciente, sin embargo, el afecto hace signo, signo de que un saber desconocido está allí, que lo causa.
Para concluir, en relación al afecto, podemos decir que lalangue tiene efectos que son de afectos: lalangue imprime una marca que afecta el goce viviente y esta afectación produce efectos que se manifiestan como afectos imprevisibles en el ser hablante.
Trabajo presentado en el Seminario Espacio Escuela curso 2010-11
Trabajo realizado por Carme Dueñas